Del dolor y del placer que brinda la escritura

Acabo de recibir un mail con la nueva dirección web de Monte Avila Editores. Entré y es la misma página que ya conocía, pero me consigo con la maravilla de una entrevista a Renato Rodríguez, Premio Nacional de Literatura 2004-2005. Un personaje casi mítico que accedió a bajar de su casa en la ladera de una montaña en el estado Aragua, para venir a recibir el premio. Su obra no tiene parangón en la literatura nacional y se distingue por tratarse de alguien que se ha mantenido toda la vida apartado de eso que llaman “la vida literaria nacional”. Un outsider en todas la de la ley de cuyas palabras quisiera compartir lo siguiente

– ¿Por qué desconfía usted de la palabra escritor?

Bueno, porque ocurre que escritor es una condición social en muchos niveles y en muchos países. Y escribir es otra cosa. Escribir es un fenómeno psíquico, un fenómeno anímico. Entonces, yo le comentaba a alguien en estos días que aquí en Venezuela hay muchas personas que quieren ser escritores, pero hay muy pocas que quieren escribir.

– ¿Qué significa para usted la escritura? Hable un poco más de ese fenómeno psíquico

La escritura significa una investigación en el ser íntimo de uno y lo que uno pone en el papel no es sino un testimonio. Escribir no es eso de llenar hojas y hojas y hojas. No, escribir es penetrarse uno mismo hasta el fondo de su corazón, de su alma, de lo que sea. Eso es un testimonio.

– ¿Es doloroso o es placentero?

A veces una cosa y a veces la otra.

– ¿Cómo ha sido en su caso?

En mi caso ha sido a veces placentero y a veces doloroso. Hay un autor francés llamado Montaña que tiene una frase muy curiosa, dice: “el hombre sólo puede hablar de lo que en la sangre le pasó por el hígado”. Eso significa que puede ser muy doloroso y muy placentero también, solamente que es una experiencia, algo que ocurrió con la persona que narra o escribe. Mire, esto lo he citado varias veces, Guillermo Meneses fue la primera persona que a mí me tiró algo en una revista que él tenía llamada Cal , me publicó allí dos o tres veces. Yo hablaba mucho con él, lo visitaba en su casa de Chapellín de vez en cuando y echábamos unas cotorras increíbles. Una vez él me comentó con toda sinceridad: “Renato, a mi no me gusta eso que tú escribes”. Y yo le dije, pero don Guillermo y entonces porque lo publica. Me respondió: “porque yo no me considero autorizado para decirle a nadie cómo escribir, cada quien escribe como le sale y de acuerdo con lo que tenga en el buche” (risas).

De todas maneras no se pierdan la entrevista completa, vale la pena, brinda claves interesantes.

Aviso

Esta entrada corresponde al archivo histórico de Ciberescrituras (2005-2012).

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