Una de las principales quejas que escuchamos, y que repetimos, a la hora de hablar de las bondades o no de las ediciones digitales en comparación con las tradicionales, tiene que ver con la desaparición del rito de vivir la experiencia del libro. Y vivir la experiencia del libro comienza por la apariencia de ese libro, su presentación, ergo: la portada.
De hecho, no me cansaré de decir que la relación con los libros y con la lectura comienza por una relación sensorial con el objeto-libro, ese que, desde la infancia, nos invitó a la fantasía, a la imaginación de la riqueza detrás de las palabras.
Como librera, he vivido innumerables veces la escena de un niño o niña pequeño que se empeña en ver, tener, tocar, oler, morder un volumen tapa dura, pequeño de, por ejemplo, la poesía de Rubén Darío y que rompe a llorar ante el casi grito de la madre o padre que le dice “pero si eso no lo puedes leer! Los tuyos son estos, ven acá”, y el niño o niña se empeña llorando a moco tendido, que no, que el que él (o ella) quiere es aquél, el de arriba, ese que se ve tan bonito. Más de una vez he tomado tal volumen y se lo he dado en las manos al pequeño(a) y sentándolo en el sofá de la librería le he permitido sostenerlo, verlo, abrirlo (no morderlo, claro) y siempre la cara de felicidad es indescriptible.
Toda esta introducción para compartir algunas imágenes de una exposición virtual de libros que publica la Biblioteca de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid y titulada, bellamente, Estuche de palabras:
Via: Convalor
1 comentario
ID: 480243
Qué cierto… A veces hay libros que me dan flojera, no por el contenido, sino por lo aburrido de la portada.
Qué rico es dejarse llevar por las portadas, conocer a un nuevo autor, quizás desencantarse (pero eso también pasa con los de portadas “feas”).
El enlace a la Complutense es estupendo! Tienen una cantidad de libros en forma digital, incluyendo grabados bellísimos… Claro, volviendo a uno de tus blogs, no es lo mismo accederlos digitalmente. A veces extraño el aroma de las bibliotecas… Así una mezcla entre sabiduría, moho y arrogancia.
abrazos trasatlánticos
p.d. no era un secreto… más bien me daba penita… 😉 uy me siento tan chiquita…!