Raro esto de empezar a tener una percepción de la ciudad, se habitúa uno y el ritmo empieza a ser distinto, más calmado después de tantos días de largas caminatas. Parece que disfrutamos el último día de sol, y calor, en Buenos Aires, ya que para mañana ya anuncian lluvias en la mañana y una bajada drástica de la temperatura. Sabiendo eso, nos decidimos esta mañana por una excursión a La Plata: tomamos el tren desde la estación de Constitución y poco más de una hora después estábamos en La Plata. No nos encontramos mayores colas ni complicaciones a pesar de que los periódicos decían que esta es la Semana Santa con más movilización desde hace seis años.
Al parecer ya tiende a solucionarse el conflicto que ha mantenido al metro paralizado durante dos jornadas y ya en estos momentos está funcionando normalmente. He de confesar que a nosotros, salvo ayer que nos vinimos caminando desde Florida hasta el hotel (unas 15 cuadras)no nos afectó pero para quienes utilizan el subte cotidianamente significó travesías de hasta dos horas y medias con trasbordos y cambios de medio de transporte.
A pesar de ser muy europea esta ciudad, el paisaje humano no resulta ajeno y es difícil no sentirse en casa de alguna manera. El ritmo sin embargo, en este jueves santo es mucho menor; en La Plata decían que era como un sábado pero más parecía un domingo por la soledad en las calles. Acá en Corrientes simepre todo es atípico, la verdad: las tiendas siguen abiertas y escribo desde un locutorio con servicio de internet en el cual todas las computadoras están ocupadas.
Jueves Santo en La Plata
Aviso
Esta entrada corresponde al archivo histórico de Ciberescrituras (2005-2012).