La catalogación a la luz de Dilve y el oficio librero

El tema de la catalogación de libros es uno de los más importantes y, de hecho, el que está en el núcleo de toda actividad bibliotecaria.
Recuerdo cuando, adolescente, comencé a trabajar en la Librería Noctua (la misma que ahora es de mi hermano, mi cuñada y mía) y cada vez que queríamos saber acerca de la existencia de un libro, teníamos que apelar a dos tomos rojos, pesadísimos para poder chequear si el libro existía, a qué editorial pertenecía y si estaba descatalogado o no (se le llamaba descatalogado, no muerto, por cierto, pero ya volveré a eso). Los libracos del ISBN había que sustituirlos todos los años de manera de estar actualizados pero en ellos de ninguna manera podíamos saber qué era lo que se publicaba en nuestro país, sino sólo lo que se publicaba en España.
A ese recuerdo me lleva la noticia que leo en El blog del futuro del libro acerca de la inminente presentación del Dilve: Distribuidor de Información del Libro Español en Venta, que es definido en su página web como:

un sistema informático, basado en Internet, para la gestión y distribución de información bibliográfica y comercial del libro en venta.

El mismo José Antonio Millán se pregunta si es que no existía ya tal catálogo, pues evidentemente no, y para mi es tanto o más sorprendente que para él. Hasta los momentos los libreros hemos tenido que apelar a las páginas webs de las editoriales o de las librerías para poder enterarnos de los datos formales de los libros, y la verdad es que no todas los tienen o no todas tienen catalogados todos los libros (ya sabemos cual es el problema con esto: los libros desaparecen del catálogo si no se venden, al menos en algunas de ellas, lo cual me parece monstruoso).
Leyendo un poco más acerca del catálogo encuentro que el Dilve:

* No es sólo un repositorio que centraliza la información bibliográfica y comercial del libro en venta.
* Funciona como distribuidor de información activo tanto en la entrada como en la salida de datos.
* Permite la integración de datos de identificación de cada obra junto a contenidos ricos orientados a la venta (imágenes, resúmenes y otros textos, grabaciones de audio o vídeo…).
* Contempla el estándar internacional de información bibliográfica ONIX pero no lo impone como requisito.
* Funciona también como un transformador de datos donde cargar y obtener los contenidos en formatos distintos (incluido ONIX).
* Es muy fácil de manejar: además de procesos interactivos (uno a uno), incorpora mecanismos flexibles para la carga y extracción de datos en bloque.
* Reúne información completa acerca del sector (editoriales, distribuidoras…).

Se podrán alimentar los catálogos directamente sin necesidad de llenar todos los datos (lo cual es una gran ventaja), actualizar los isbn si fuera necesario y cruzar informaciones. Uno de los temas delicados aca es justamente el de los sistemas de cada librería. ¿Será Dilve compatible con ellos? El punto de los sistemas de catalogación y manejo de datos para las librerías es uno de los más delicados, a decir verdad, al menos acá en Venezuela. De cualquier manera celebro que vayamos a contar con esta fuente de información ya que creo que cerca del 70% de nuestro mercado editorial lo tienen los libros españoles, sin embargo, la nota discordante aquí sigue siendo el lugar que ocupan los libros producidos en los demás países hispanoamericanos. Lograremos ponernos de acuerdo en América Latina con respecto a un sistema único para todos? Creo que eso ni siquiera está dentro de las preocupaciones de las políticas con respecto a la promoción y venta del libro en nuestro continente y seguirá siendo producto de iniciativas aisladas y, más de las veces, privadas, con lo cual responden a intereses particulares. Si alguien que lea estas líneas tiene alguna propuesta al respecto, estoy con toda la disposición para conversarla. Me interesa mucho el tema.
Cerrando, sin embargo, me encuentro con una nota de Txetxu Barandiaran, quien nos recuerda las retiscencias de algunos con respeto a “compartir su data”. Al menos eso en Venezuela es todo un tema y uno de los prejuicios más grandes que impiden acciones concretas en pos del compartir y conocer informaciones en torno al libro en el país. De acuerdo, entonces con Txetxu cuando concluye con una reflexión motivadora:

Serán las propias Tic las que nos ayudarán a abordar y encontrar soluciones a la situación actual y en ese proceso no debemos fijarnos en lo que perdemos sino que debemos preguntarnos qué ganamos.

Aviso

Esta entrada corresponde al archivo histórico de Ciberescrituras (2005-2012).

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4 comentarios

  1. ID: 977474
    Si, Antonio, es todo un reto. Sin embargo, hay que encontrar un punto intermedio. Hay los vendedores de libros, que no libreros, que no pueden hablar de un título si es que no está en el sistema. Para mi, la catalogación es un instrumento que permite la ubicación más rápida de una edición y, por lo tanto, la satisfacción más rápida de las inquietudes de los clientes lectores. Es un tema que pica y se extiende.

    Saludos,

    Juliana

  2. ID: 981878
    Hola Txetxu: pues averigüaré qué tanto… Sería interesante que algo asi se implementara. Lamentablemente mi experiencia hasta los momentos no ha sido todo lo felíz que quisiera.

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