Carlos Neri dejó ayer en Moebius un reto-meme difícil de ignorar pero también de contestar por la riqueza de temas que deja flotando. En ¿En dónde hay un ebook viejo Gómez? se hace eco de dos post escritos por Txetxu Barandiarán quien inicia la apuesta con una de esas frases-pregunta que pocos hacen, tan parecida a la afirmación de que el rey está desnudo. Dice Txetxu:
Todavía no he visto a nadie con un e-book, libro electrónico o como quieran llamarlo por Bilbao.
Quizás nos ocurra por ser ciudad de provincias, pero estaría encantado que cuando alguien vea a una persona por estos lares, bien en el metro, o en el autobús, incluso paseando por la calle con uno de estos nuevos libros me diese cuenta del hecho que sin ser visto todavía mueve cantidad de texto informativo sobre el futuro todavía no presente, pro lo menos, en Bilbao y en lo que yo he visto.
Ya solo con ese comienzo vale para decir algunas cuantas cosas, pero después ya se mete él también con la blogonovela y el tema de la muerte o no de los lectores. Carlos cita completas todas las preguntas que hace Txetxu y me las lanza de retruque para que responda, reflexiones y siga. Me voy a quedar, sin embargo, con este primer párrafo.
Lo primero es que yo tampoco he visto un ebook reader en mi vida salvo en la pantalla. Es decir, para mí siguen siendo una quimera. Sin embargo, al igua que Carlos, si he visto y he leido yo misma, libros en la palm, que es lo más cercano que tengo a la lectura en un ebook reader y es que, justamente, se trata de un ebook reader. Lamento entonces de entrada decepcionarlos: tal como en Bilbao o Buenos Aires, en Caracas no se encuentra uno con gente en el metro leyendo un libro digital en un kindle, por ejemplo.
Creo que allí ya estamos tocando uno de los handicaps más importantes en torno a los polémicos lectores de ebooks: el tamaño y el costo. Todos los que menciona Txetxu (Netronix , el presentado por Iriver, posiblemente también la DS-Novel. Y qué me dicen del iLiad o el Cybook o el Vizplex. No debemos olvidar, por supuesto, ni al Readius ni al kindle ya hackeado.) son equipos fuera del alcance de la mayoría. Los son en los Estados Unidos a pesar de que Amazon insista en que no tiene manera de cubrir la demada de Kindles: los ebook readers tal como nos los está presentando el mercado tecnológico son poco funcionales, costosos y delicados.
Creo que no vemos, o no terminamos de entender, que parte del asunto lo tenemos ya resuelto con los equipos de telefonía de nueva generación que ya se están desarrollando. Y creo que son los japoneses quienes nos lo están enseñando a través de la moda de la novela móvil allá y que ha catapultado la lectura en móviles y desarrollado un nuevo modelo editorial y, si, una nueva manera de leer. Se dice muy rápido pero es un tema sobre el cual investigar. Pueden decirme que se trata de un asunto cultural, no lo creo o al menos quiero pensar que no lo es del todo; quizás es un tema generacional y que podremos entender viendo a nuestros hijos interactuar con sus celulares.
Philip Roth dice en su polémica entrevista del fin de semana que la pantalla mató a la lectura. Yo, optimista obstinada pienso que más bien nos está reencontrando con ella. La lectura nunca ha sido una actividad de mayorías. De hecho, aunque logremos que las mayorías aprendan a leer eso no quiere decir que tendremos más lectores, al igual que el hecho de que enseñemos a alguien a encender una computadora y abrir un programa de edición de textos no significa que ya lo hemos alfabetizado tecnológicamente. Sí, es el eterno tema que me lleva a nombrar de nuevo a nuestra tan atacada pero querida Olpc: podemos darle equipos a todos los niños del mundo pero si nos los llenamos con contenidos y no hacemos que sean atractivos para ellos, no los van a usar a plenitud.
Dejo temas por fuera. El de la blogonovela es uno que además toca los procesos de producción y recepción de los contenidos. Otro que dejo por fuera, pero que es clave, es el del iphone. Por allí “fumea” el futuro del libro electrónico, no me cabe la menor duda: la medida es la mano, la misma mano que acaricia los lomos de un libro y que hojea sus páginas en un acto sensible, casi erótico. La misma mano que se apropia y hace suyo el libro de papel. La misma mano, la misma piel …
3 comentarios
Creo que tienes razón, que el uso de un ebook reader es el que menos atrae a la gente en general, así que deberá ser un uso complementario, un valor añadido, en otro tipo de aparato. Como el móvil, indudablemente. Sin embargo, creo, el tamaño de la pantalla es difícil que llegue a alcanzar en comodidad a la página del libro tradicional.