Libreros de calle

La relación con el libro es, definitivamente un asunto cultural. Lo escribo y me digo enseguida que suena a frase de perogrullo porque, además, ¿qué vivencia humana no es cultural? Lo que pasa es que cuando uno se pasea por las maneras en las que en cada cultura, entendiendo por cultura todas las manifestaciones humanas que ocurren en el entorno incluso geográfico en el que se circunscribe una población, se relaciona con eso que llamamos los objetos culturales es que nos damos cuanta de la relatividad de aquello que damos como universal, solamente porque es nuestra manera de vivir y de ver las cosas.

Por otro lado, sin embargo, también hay diferencias entre las fomas como esos objetos son vividos dentro de una misma sociedad, dentro de una misma cultura. Por el título del post ya podrán ir intuyendo que me refiero a la relación con los libros y a su comercialización, más específicamente a las librerías. Y todo viene porque me encuentro en El bibliómano este video de una librería en la India.

http://www.youtube.com/v/0Ylh1JDwNDw

Las palabras del librero, que tiene 60 años en el oficio, son muy claras en torno a los impedimentos que los Gobiernos ponen al negocio, de manera que el libro permanezca siendo un objeto para minorías: “Si la gente lee más, se educa, votará por otros, y eso no les conviene”, es más o menos lo que dice.

Su “librería” está a la interperie, sin mayor orden, los libros atados unos con otros y una cubierta de plástico para que no se mojen. ha sido librero de altos personeros pero permanece en la calle porque no recibe ningún tipo de ayuda. Las imágenes de los clientes leyendo son hermosas.

Sin embargo, cuando pensamos en libreros de calle los primeros que nos vienen a la mente son los bouquinistes franceses, es decir, esos que a la orilla del Sena muestran sus libros y son ya una tradición centenaria que se ha extendido a otras ciudades como Barcelona. Tanto en Paría como en la ciudad catalana tienen página web a través de la cual los potenciales clientes pueden hacer sus solicitudes en una suerte de subasta inversa a ver quien de los libreros lo consigue primero y en qué estado.

La imagen que sigue, sin embargo, es de un bouquiniste de La Habana Vieja, donde uno puede conseguir verdaderas joyas:

Por último, y sabiendo que seguramente en cada ciudad principal del mundo habrá ejemplos similares, quiero terminar la galería con lo que podría ser la antítesis del caso del librero en la India. Se trata de una puesto de libros sin vigilancia en las calles de Tokyo:

Pequeña diferencia, ¿no? Si quieren ver más fotografías, asómense al blog de Kirai .

Aviso

Esta entrada corresponde al archivo histórico de Ciberescrituras (2005-2012).

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