¿Saturación informativa?

Empiezo a emerger del letargo, al menos eso creo. Retomo este post que comencé hace días. Borré lo escrito y reinicio una vez tras otra; pronto encontraré la palabra. De fondo, la lista musical de Karpicius en youtube, al frente múltiples ventanas abiertas con links de muchos días esperando ser re-escritos y publicados. Muchos no pasan la prueba y son cerrados, pero algunos permanecen, como estos dos acerca de la saturación informativa.

1) Primero leo a Cristóbal Cobo en su post Information Overload donde se extiende sobre el concepto de infoxicación:

La Infoxicaciónes un concepto creado por A.Cornella. Aunque sarcástico es una palabra que describe muy bien uno de los principales riesgos de la
sobre-tecnologización, el que destinamos excesivo tiempo filtrando, jerarquizando y seleccionando la información útil, de aquella que no lo
es.

Creo que tuve un periódo de infoxicación, me estaba curando. No consulté bloglines en algunos días con la consecuencia natural de que la cantidad de información acumulada era inmanejable. Traté de tomármelo con frialdad. No engancharme con aquello que ya había pasado y que no comenté y llegado un momento empecé a pasar los links casi automáticamente. Desapego informático… je, je. No siempre se puede.

2) De allí paso al artículo de José Cervera que él menciona y extraigo:

El carácter revolucionario del conjunto de tecnologías que llamamos Internet es la posibilidad de publicar (casi) sin límites.

Esto cambia radicalmente y para empezar la ecología y la economía del flujo informativo. La economía de Internet ya no está basada en la escasez, real o artificial, de información, sino en su exceso: se trata de una Economía de la Atención (16) (17) en la que el recurso valioso es la capacidad de atraer ojos que miren la información exhibida.


3) Por último,
last but not least, apelo a las siempre certeras y reflexivas palabras de Daniel Krichman en su post Enseñar y sostener donde habla del mismo tema.

Cito la cita de Alvar Maciel :

Estoy rodeado de información y ya los libros y las páginas superan mi umbral de procesamiento. Entonces una ansiedad que mastica mis muelas me asalta… y escribo.
Ya no voy a intentar decidir hacia donde voy con este espacio, como si decidiera cuánta sal le agrego a la masa. No hay recetas, sólo viento, caminos de información y un montón de ganas de recorrerlo.

Perfecta, ¿cierto? Bien, Daniel conecta esto con la acción docente, que también me toca, y con otro tema que me toca aún más que es el de el perfeccionismo. Es difícil fallar y no morir en el intento y me gusta la manera en la que él lo dice:

El post de Alvar resulta interesante, porque pinta muy bien contra qué nos enfrentamos. Esta exasperante cantidad de información que queremos meter adentro nuestro y no podemos, acaba depositándonos en el umbral del caos. Es el instante anterior al cambio. En ese sentido, es la muerte de lo viejo. Necesitamos sostenernos allí, sabiendo que lo que viene no es la disolución, sino una reconfiguración que nos ayude con la aparición de lo nuevo. Aquello que pugna por salir –y que saldrá de todos modos- nos dejará ver el mundo que nos rodea desde una perspectiva diferente a la que teníamos. Y tendremos que reaprender muchas cosas para seguir.

Daniel tiene una maravillosa capacidad de iluminar zonas oscuras e intuyo que allí ha de estar su principal fortaleza como docente. Reposo en la confianza de la verdad que enuncias. Sólo que a veces duele ver con una nueva mirada: todo ha estado allí y cuando nos movemos unos pasos y somos capaces de ver un poco más nos damos cuenta de lo mucho que aún nos falta y de la responsabilidad que entraña que seamos nosotros los que veamos. Responsabilidad de mostrar a los otros. Es un acto de fé.

Aviso

Esta entrada corresponde al archivo histórico de Ciberescrituras (2005-2012).

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2 comentarios

  1. ID: 1831265
    Un tema que me atrae y me horroriza a partes iguales. He leído ávidamente tu post porque precisamente, después de un finde semana de saturación visual, me he pasado las últimas horas pensando que era víctima de un síndrome de hiperestimulación. Demasiadas imágenes, demasiada información… demasiados DVD, CD, libros, revistas, folletos acumulados sobre mi escritorio. Es mareante… pero es mi culpa. No logro moderar mi ansiedad de conocer lo que puede llevar fácil al desconocimiento. ¿Quién quiso leer a la vez todos los volúmenes de la biblioteca de Alejandría? Tal vez una hiperansiosa como yo. La solución no es quemarla, ¿verdad? Es ordenar, procesar, dividir, organizar… sistemas y métodos. Cualquier arte o ciencia debe ser eso: una voluntad de ordenar el caos: “Y tendremos que reaprender muchas cosas para seguir”.

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