Me he quedado fascinada con esta historia de un mural de David Alfaro Siqueiros, el artista mexicano que estuvo un par de años en el exilio en Buenos Aires, específicamente, entre 1933 y 1934. Allí realizó un mural en el sótano de la residencia de Natalio Botana. Años después, ya muerto Botana, la residencia se vendió y su nuevo dueño no quiso tener más el mural en su residencia. Al principio, y ante la dificultad de sacarlo, decidió cubrirlo con cal pero descubría, probablemente con horror, que la pintura renacía de los muros. Finalmente, contrató a alguien que lo sacó de allí y durante décadas la obra de arte ha estado encerrada en un container sin saberse muy bien a quién pertenece.
Dos películas dan cuenta de la historia de creación y destrucción de esta obra, unica dentro de la obra del muralista mexicano. Por un lado está el documental Siqueiros, ejercicio plástico, realizado por Silvia Noemí María, quien dice: