Zaid sobre la lectura


Gabriel Zaid es uno de los referentes más importantes en América Latina en cuanto al tema de los libros y la lectura se refiere. Hoy publica Txetxu en su blog, Convalor, una referencia a un artículo de Zaid que salió publicada en Letras Libres y que ratifica la reflexión que traje acá y continué desde Moebius en torno a la lectura.
Lamentablemente, para él el panorama tampoco es color de rosas. Nada más con el título del artículo es suficiente: La lectura como fracaso, donde, luego de comentar un estudio acerca de la lectura en México, hace algunas reflexiones. El panorama parecía ser positivo hace unas décadas:

Leer por gusto es algo que se contagia, como todos los gustos, viendo a los entusiastas sumergidos en un libro, o escuchando el relato de sus aventuras. Tradicionalmente en México, muy pocos adquirían ese gusto en casa. Para la mayoría, el foco de contagio era la escuela: sus maestros, compañeros y amigos. Así como no abundaban los médicos hijos de médicos, pocos grandes lectores eran hijos de grandes lectores. Pero las aulas presagiaban que, en el futuro, se multiplicarían.

Sin embargo:

según la Encuesta nacional de lectura del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, dos de cada tres entrevistados declaran leer lo mismo o menos que antes, a fines del 2005. Sólo el 30% declaró leer más. El 13% dice que jamás ha leído un libro. Y cuando se pregunta a los que no están en ese caso cuál fue el último libro que leyó, la mitad dice que no recuerda. El 40% dice que ahora lee menos. También un 40% dice que nunca ha estado en una librería. Dos años antes, en la Encuesta nacional de prácticas y consumo culturales, también de Conaculta, el 37% dijo que nunca había estado en una librería.

Siguen y siguen las cifras y, al final, la reflexión:

Un aspecto interesante de la encuesta es que muestra claramente que el interés (o desinterés) de los padres en la lectura se reproduce en los hijos. Habría que medir esto, no sólo en los hogares, sino en las escuelas y universidades. Una encuesta centrada en el mundo escolar, seguramente mostraría que los maestros no leen, y que su falta de interés se reproduce en los alumnos, por lo cual multiplicar el gasto en escuelas y universidades sirvió para multiplicar a los graduados que no leen.

No hay escape: está claro que el rol de los padres y del hogar es fundamental y yo creo que mientras no se valorice al objeto libro y a su rol, no solo en la educación, sino en la lectura como placer. Soy una convencida de que mientras estemos enfocando la lectura como un deber, el camino será mucho más árduo. La lectura debe pertenecer al mundo de lo lúdico.
Txetxu se pregunta cómo estamos cada uno en estas lides de medir. Nosotros en Venezuela apenas comenzamos con una experiencia piltoto acerca del comportamiento de la lectura en el pais.

Aviso

Esta entrada corresponde al archivo histórico de Ciberescrituras (2005-2012).

También te puede gustar...

4 comentarios

  1. ID: 1177250
    qué ciertas son tus palabras, Juli. La lectura como deber es un librocido. Incluso para muchos en los que vive el “gusano de los libros” desde tierna edad, los libros impuestos por el curriculum educativo son apenas leídos, si acaso, para pasar el exámen, e inmediátamente olvidados. Y a veces el trauma permanece… Cómo me gustaría leer a Ovidio, o a Cervantes… pero de alguna forma son libros ante los que me rebelé, y como que no me perdonan (o viceversa?).

    qué bueno leerte de nuevo!
    un abrazo de tu hermanita

Deja un comentario