Muerte de la fotografía, larga vida a la imagen

Me topo hoy con una interesante entrevista a Joan Fontcuberta, quien se encuentra en Caracas para impartir una serie de talleres a los estudiantes de la Fundación Nelson Garrido. Fontcuberta decreta la muerte de la fotografía, con una frase de nos abre una puerta para la reflexión acerca del nuevo rol de la imagen:

Ahora, nos encontramos con un medio híbrido que todavía no llegamos a conocer con certeza y que ha trastocado completamente toda nuestra relación con la imagen

Trato de comprender la idea de fotografía que se encuentra detrás de las palabras de este fotógrafo español y sigo leyendo con la sensación de no estar del todo de acuerdo con el. Recuerda la magia de la primera experiencia que tuvo en un laboratorio fotográfico, casi como una experiencia mística:

El tránsito de la fotografía química, como una imagen latente, a una imagen inmediata digital lo considero poéticamente una pérdida, porque desaparece esa angustia expectante, tan poética y tan rica en simbología, que es la espera; en la espera se sublima el amor

Luego, entra poco a poco al tema del poder y la fotografía, donde sus palabras se vuelven más impactantes para mi:

Hoy en día, esa autoridad carismática que acompañaba a la fotografía, esa sensación de que era documento y evidencia, ha desaparecido. Ahora estamos en la era de la sospecha y de la duda, del escepticismo. Una fotografía ya no es una muestra irrefutable de aquello que ha sucedido; ya no es una transcripción literal del mundo real, sino que la entendemos como una imagen construida, maleable, que todo el mundo puede manipular, intervenir y tergiversar

Es cierto, no puede negarse que hoy en día la posibilidad que tiene cualquier persona de manipular digitalmente una fotografía, hace que ella haya dejado de ser, de alguna manera, un objeto intocable, detenido en el tiempo. Sin embargo esto que apunta Fontcuberta es, igualmente, una característica distintiva de la web tal como la vivimos desde el 2001, web 2.0, web colaborativa en la que la figura del autor tiende a diluirse o replentearse y en la que los contenidos y su producción comienzan a cuestionarse.

En este mismo sentido, llama la atención las declaraciones del fotógrafos en un momento en que lo visual es cada día más importante: las imágenes, los videos ocupan cada vez más espacio en la web. Cambian los modos de producción documental y pienso que es maravilloso seguir sacando fotos a la manera antigua, pero ahra incluso casi que podríamos decir que los laboratorios fotográficos son los sofware de manipulación de las imágenes. El tema da para mucho y basta recordar la publicidad de Dove (Ver al final del post) para comprender que nos encontramos ante un fenómeno digno de estudio.

No está de más citar acá la respuesta de Fontcuberta en una entrevista que le hicieron en junio de este año. La pregunta apuntaba hacia la idea de la fotografía como mentira y él resalta la importancia de la recepción crítica:

Yo suelo decir que la fotografía miente siempre pero lo importante es el sentido que el fotógrafo imprime a su mentira. La fotografía tiene en efecto un enorme potencial de convicción. Por eso la educación del público es vital: hay que estimular su capacidad de cuestionamiento, su escepticismo y voluntad de dudar. Esto último es particularmente importante: hay una inercia a aceptar lo que nos cuentan; reaccionar y utilizar el sentido común implica un mayor esfuerzo intelectual.

Impostura o no, la fotografía tampoco ha estado exenta de manipulaciones. El otro tema es el de la representación y la referencialidad pero creo que ya está bien para un post.

PD: La publicidad de Dove, que es de esas que nos dejan pensando:

Aviso

Esta entrada corresponde al archivo histórico de Ciberescrituras (2005-2012).

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4 comentarios

  1. ID: 1319116
    Considero que la fotografia es como la buena musica y un buen libro. Para quienes nos apasiona sencillamente nos iremos a lo tradicional clasico. Me explico: un buen libro para mi, yo no me conformaria con verlo en internet, necesito, acariciar sus paginas, sentir como siente, olerlo, palpar cada latido cuando paso sus paginas llenas de sentimientos encontrado. Igual la musica, cuando me gusta una cancion yo voy y lo compro, no me basta poder grabarlo y tener en un MP3 o Ipod las mejores canciones para mi, no! me gusta tener el CD guardalo, abrirlo, poseerlo, sentirlo mio, ese es mi tesoro.Y asi tambienc on la fotografia, para lo que como yo, han tenido la oportunidad de estar en ese cuarto obscuro entre la complicidad del silencio, la incertidumbre de si el momento deseado quedo captado tal cual esperamos, no importa cuanta camara digital exista, cuantos programas de retoque existan, eso siempre sera nuestro, el sentir mariposas en el estomago ante lo que comienza a verse. Pero eso si, por supuesto, todos esos programas, todas esas tecnologias a su vez no dejan de ser, porque son parte de nuestro hoy y tambien se disfruta.

    Fascinante escrito… juliana

  2. ID: 1324081
    Apreciados todos, perdonad que entre sin llamar, seguro que sabréis disculparme.

    La fotografía no es la única que miente, toda representación de la realidad, sea icónica o escrita, miente, pero esto no es necesariamente malo, todo lo contrario. Gracias a esa “mentira” entendemos lo que vemos. Si sólo nos mostrasen la “verdad” sólo veríamos páginas en blanco o en negro, que es lo mismo.

    La fotografía digital no es la primera en ser manipulable. Desde el mismo nacimiento de la fotografía tradicional se descubrió la capacidad que tenía de ser alterada, cambiada y adulterada, manipulada, por razones estéticas y políticas. Es cierto, sin embargo, el gran poder de “convicción” que la fotografía tiene, tal vez por ello nos habla del pasado y la pintura en cambio del presente. Quizás por eso también, los naturalistas, paleontólogos y arqueólogos siguen confiando en el dibujo, detallado y preciso, sólo él nos indica qué es lo importante. La fotografía nos lo muestra todo, que es una manera curiosa de no mostrar nada.

    Saludos.

  3. ID: 2303116
    me encanta el texto que refleja el pensamiento de fontcuberta, te remito una opinion propia sobre el asesinato fotografico

    viernes 20 de julio de 2007
    del asesinato (fotográfico) considerado como…

    Thomas, nuestro “alter ego”, desarrolló un fundamentado y divertido panegírico sobre el tema del título. Vamos a aprovecharlo para, sobre hombros de gigantes, elevar un lamento sobre el futuro que se le presenta a la fotografía.

    Hubo un tiempo en que el fotógrafo diletante era un ánima abierta y reflexiva que compendiaba las posibilidades de los medios físicos, (no solamente en la primera acepción de físicos, sino en el entronque primigénio de las leyes físicas y también químicas que regian el universo en que se desenvolvía), la naturaleza del entorno que le rodeaba, y como no, las posibilidades económicas que necesariamente lo acercaban al suelo de su realidad humana y social.

    Todas estas condiciones se tornaban, no en un lastre, sino en un acicate para el desarrollo de su imaginación, y de su arte, seleccionando cuidadosamente cada tema, motivo, medio, y alcance. Ello delimitaba su responsabilidad proveniente de una libertad reflexiva y lo caracterizaba como creador demiurgo de su obra.

    El tránsito hacia la concupiscencia digital omnipresente y omnipotente está configurando fotógrafos irreflexivos confortablemente sustentados en el poder omnioso de sus medios ilimitados.

    El alma refluye y se retrotrae esquiva, asustada ante la parafernalia electrónico-informática. Las series infinitas de infinitos disparos infinitamente nítidos e infinitamente aufofocados se parecen más al “ametrallamiento” de la presa que a la captura sutil nabokoviana.

    La diferencia entre la “caza” y el “asesinato”.

    “Soy tirador, no cazador”, se definía ufano un conocido defendiendo el “arte” de un disparo de 900 metros, que con la ayuda de la técnica, abatía una pieza indefensa y desprevenida.

    No es nuestro estilo. Permaneceremos mientras nuestras máquinas mecánicas, extensión de nuestros índices, sean capaces de mover sus obturadores, mientras haya película, químicos, y papel, mientras la emoción del recien iniciado siga surgiendo en la oscuridad del laboratorio en ese momento mágico en que la nada blanca se transmuta en un universo monocromo de matices sutiles sintiendo el hálito del espíritu creador.

    Parafraseando a Thomas: “…si uno empieza por permitirse una cámara digital, pronto no le da importancia al encuadre, de ahi pasa a olvidar la profundidad de campo y a disparar atropelladamente, y se acaba adquiriendo un marco electrónico o viendo las fotos en la tele.”

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