Arte y ciencia parecen haber estado relacionados desde siempre a pesar de que, en un primer momento aparezcan como dos esferas del saber incompatibles. Me encuentro con la noticia de un proyecto interesante que parte de la colaboración entre un artista y un médico para registrar los distintos sonidos que emiten los órganos y procesos del cuerpo y hacer con ellos una exposición interactiva.
Marcus Woxneryd es un artista que se ha movido tanto en el ámbito de la música como del arte digital y ha unido sus motivaciones con el doctor Francis Wells, médico cardiotoráxico del Hospital Papworth. Para este médico, la experiencia resulta fascinante y se plantea escudriñar en el sonido no solamente de aquellos órganos corporales que sabemos que “suenan”, como el corazón, sino tambien, de aquellos intersticios interorgánicos, como el espacio entre los músculos, por ejemplo.
La pregunta que me resulta más interesante es la que tiene que ver con cómo registrar los sonidos del cerebro. El cerebro, centro de todas las actividades corporales, paradigma del proceso cognoscitivo es, sin embargo, aparentemente silencioso. ¿Están en él, “materialmente” los sonidos que percibimos del medio ambiente?. El cerebro es, probablemente, el espacio físico más oscuro de todo el cuerpo, siendo, paradójicamente el centro que recibe todas las imágenes del exterior. Lo que vemos no existe si no es gracias a los procesos neurológicos cerebrales, los sonidos no son tales si no es por la conexión entre nuestros los oídos y su sistema con los receptores cerebrales que nos permiten recoocer, por ejemplo, que un perro ladra. Y sin embargo… ¿están esos sonidos “físicamente”, “materialmente” allí? Es una pregunta que me da vértigo. ¿Es sólo el registro del choque de un órgano con otro, el sonido emitido por un órgano en movimiento lo que veremos registrado en esta exposición? ¿Qué hay de lo exterior en esta sinfonía corporal? ¿Es una obra cuyos ejecutantes encapsulados armonizan unos con otros?
Averiguando un poco más sobre Wells me encuentro con otra experiencia, esta vez fílmica, en la que participó. Se trata de la película de 30 minutos de duración titulada: Under the Blood que Wels hizo con Jordan Baseman. De ella leemos:
Under The Blood is an intense thirteen minute film which graphically investigates belief, faith, trust, religion, power, responsibility, authority, love, life, death and open-heart surgery. Real-life intimate footage of open-heart surgery, filmed at Papworth Hospital, Cambridge, is overlaid with a soundtrack constructed from an adapted sermon delivered by the evangelical minister Billy Graham.
Fascinante. Por lo pronto, una certeza tengo: la reacción de mi corazón no es la misma cuando sabe que está siendo auscultado por un estetoscopio que luego de una caminata, o de la emoción por el abrazo felíz de uno de mis hijos después de haber hecho un gol.
Atentos a la sinfonía…
Despues de mucho dudar, acompaño el texto con una Madonna de Edward Much.