En un post anterior mencioné de pasada que uno de los principales cambios que ya se están comenzando a ver en el mundo del libro es el que afecta a la producción, circulación y uso de los textos universitarios. Desde la aparición de las Wikis como instrumentos para la edición colectiva de contenidos y, por lo tanto de conocimiento, y de las plataformas de e-learning podríamos estar asistiendo a un cambio importante en las formas de enseñanza y aprendizaje, pero también en el mundo editorial por la paulatina desaparición o disminución del uso de los libros de texto.
Internet, las nuevas forma de construir el conocimiento y de vivir el aprendizaje
“Sin internet no se pueden hacer las tareas!”
Este post surge a partir de los problemas que hemos enfrentado en casa en los últimos días por la errática conexión que hemos tenido a Internet y que se repite como queja entre varias personas de la capital sin mucha esperanza, además, de encontrar un proveedor confiable, porque, hasta los que se presentan como los más avanzados, tienen también interrupción en el servicio. Pero no se trata acá de volverme quejica en torno a los problemas de conexión, sino de compartir con ustedes algunas de las cosas que he experimentado directamente y que reflejan la importancia que ha tomado la conectividad e Internet en nuestras vidas cotidianas. Cuando sé que no hay internet en casa me pongo de mal humor, es el primer síntoma y en el que me acompañan mis hijos también, al unísono. Al menos eso fue lo que pasó hace un par de días cuando llegué a casa y más que adolescente y pre-adolescente parecían dos cachorros de león entre rejas.
“Mamá, es que tengo que hacer la tarea”, me decía el más pequeño. “Mamá, es que tengo que consultar algo por el messenger”, agregaba el mayor. Mis respuestas, previsibles: recordatorio de las múltiples enciclopedias que tenemos en casa: más o menos especializadas, podían, sin lugar a dudas, responder a las necesidades de las labores escolares de ambos y en el caso de la necesidad de consulta, existía el celular, o el propio messenger que podía usar desde mi Blackberry, por ejemplo. No parecía haber manera de convencerlos de hacer las tareas “a la antigua”, como siempre lo hice yo a la edad de ellos y esto lo quiero unir con algunos detalles sobre los cuales he estado pensando luego de una reunión de padres y docentes que tuvimos la semana pasada, donde se presentó claramente la discusión acerca del uso de Internet como herramienta formativa (además de comunicativa).